La hipoacusia
infantil, se refiere al daño en la capacidad en el sentido de la audición de un niño, limitando esta capacidad en forma parcial o total. La pérdida auditiva puede afectar a uno o ambos oídos lo cual puede manifestarse en la dificultad para oír una conversación, entenderla o escuchar sonidos diversos. Una audición normal es considerada cuando la capacidad auditiva es igual o menor a 25 decibeles (unidad de medida que mide la intensidad del sonido). Este problema auditivo, en los niños puede producir problemas de integración entre sus grupos de pares, agresividad, bajo rendimiento, problemas de concentración y problemas del habla en algunos casos.
La hipoacusia se
puede presentar en los niños después del nacimiento, o entre los dos
y cuatro años; entre las principales causas podemos tener la
herencia, la otitis y enfermedades del tracto respiratorio superior, así mismo
como complicaciones durante el parto, infecciones durante el embarazo, rubeola
materna, sífilis e inadecuado uso de ciertos medicamentos como aminoglucósidos,
citotóxicos, antipalúdicos, diuréticos, además enfermedades que dañen el nervio
auditivo como la ictericia grave durante el periodo neonatal. Otro tipo de
causas, son las enfermedades infecciosas como sarampión, parotiditis y
meningitis. Los traumatismos encefalocraneanos y el excesivo ruido también son
causa de esta enfermedad.
La hipoacusia, solamente
será percibido en la medida en que el niño cuente con la atención de los
adultos, es importante que los padres tutores y maestros sean los primeros en
detectar el problema y detectar algunos signos de alarma como: cuando el niño
no se concentra y no pude mantener una conversación no consigue cantar o
tararear alguna letra de una canción, así mismo el niño con este problema
evitará el contacto social ya que resulta muy difícil relacionarse con los
demás por no entender lo que se dice y su comportamiento se tornara agresivo,
otro signo de alarma es el escuchar la música muy alta o tratar de subir el
volumen del televisor, no responde muy rápido cuando lo llaman y hay que
llamarlo varias veces por que no entendió el primer llamado o pregunta
frecuentemente ¿Qué? Y finalmente debemos tener en
consideración el bajo rendimiento del niño.
Imagen: La Razón
Para un diagnóstico
oportuno, antes de la edad escolar se debe realizar una evaluación y controles
auditivos pediátricos, aunque en muchos casos pueden pasar por alto y no ser
detectados por los profesionales, se recomienda realizar pruebas objetivas para
la detección precoz de sordera en todos los recién nacidos, con un seguimiento
periódico según el crecimiento del niño.
En los casos de los niños
en edad de inicio escolar se deben utilizar encuestas de riesgos de hipoacusia
y sobre todo se deberá considerar la opinión del padres o maestros en el
sentido de analizar la percepción si algún niño presenta problemas de
comprensión o su atención es inestable, las evaluaciones audiometrías
periódicas favorecen a la detección de casos de niños con hipoacusia.
Para un adecuado
tratamiento, en primer lugar, se deberá acudir al médico
pediatra el cual evaluará el caso y si se confirmará el problema auditivo
deberá ser transferido al especialista para su tratamiento. En nuestro medio
aún no se toma en cuenta este problema que tiene relación directa con el grado
de concentración y el rendimiento académico de los niños, en muchos países se
solicita las evaluaciones generales para los niños que inician su actividad
escolar y dentro estas evaluaciones es importante la audición.
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