El arsénico es una sustancia presente en el aire, agua y suelo; pero también podría liberarse producto de algunos procesos como la minería y la fundición de metales. Esta sustancia se encuentra en dos estados, orgánico e inorgánico, siendo el segundo el más peligroso. Este arsénico inorgánico puede acumularse en nuestro cuerpo y causar enfermedades graves, como cáncer, problemas de corazón y daños en el sistema nervioso.
Desde la antigüedad se conoce que el arsénico es un elemento sumamente peligroso si se ingiere en grandes cantidades. Incluso a dosis bajas, puede ocasionar malestar estomacal, náuseas, vómitos, diarrea y reducción de la producción de glóbulos rojos y blancos, lo que conlleva a fatiga, ritmo cardíaco anormal, daño en los vasos sanguíneos y hormigueo en las extremidades. La exposición prolongada al arsénico inorgánico puede ocasionar trastornos en la piel como oscurecimiento, callos o verrugas, y cáncer de piel. Además, se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer en el hígado, la vejiga y los pulmones.
Para prevenir los efectos del arsénico, se deben considerar algunas recomendaciones como: protegerse del polvo y la exposición al aserrín con máscara, guantes y ropa que cubra la piel en caso se utilice madera tratada con arsénico en proyectos domésticos; buscar fuentes de agua más limpias y limitar el contacto con el suelo en el caso que vivan en una zona con altos niveles de arsénico en el agua o en el suelo. Por otro lado, si se está expuesto al arsénico en el trabajo es fundamental ducharse y cambiarse de ropa antes de volver a casa. El arsénico se puede adherir a la ropa, piel, cabello y herramientas, por lo que se debe tomar precauciones para evitar que se propaguen los riesgos.
Fuente: Diseño PGC. Organización Mundial de la Salud. Arsénico [Internet]. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/arsenic
Temas Relacionados:
