Durante el verano disfrutar pasar el día bajo el sol (en playas o piscinas) es común. Sin embargo, es importante recordar que el sol emite una radiación llamada ultravioleta (UV). Este tipo de radiación genera algunos beneficios como la producción de vitamina D. Se sugiere la exposición a los rayos de sol entre 5 a 15 minutos, entre 2 o 3 veces por semana.
La exposición prolongada al sol, genera algunos riesgos. Desde envejecimiento prematura de la piel, daño a los ojos, quemadura de piel hasta incluso cáncer de piel. Las playas representan un peligro. Ya que la radiación UV no solo proviene de arriba, sino que rebota en la arena y el agua.
Las quemaduras por exposición a la radiación UV podrían tener las siguientes características. Al principio la piel se encuentra enrojecida y caliente. Después de unas horas, la piel se vuelve muy sensible al tacto (dolor al colocarse la ropa), incluso pueden aparecer ampollas si la exposición fue muy intensa, pasado unos días la piel empieza a caerse en forma de escamas. Si bien, no son quemaduras tan graves, a largo plazo el daño provocado a la piel podría ser un factor para desarrollar cáncer de piel.
Si tienes quemaduras de sol, evita buscar remedios “dudosos” en internet. Las quemaduras de sol suelen curarse solas, lo importante es reducir el dolor y cuidar la piel de la siguiente manera:
- Enfríar la piel con agua: Una ducha de agua fría y aplicación de paños húmedos ayudan a reducir el calor de la piel
- Dolor y comezón: Un analgésico común como el paracetamol ayuda con el dolor. Si tienes mucha comezón, un antihistamínico de venta libre será suficiente
- Cremas: Puedes refrescar e hidratar la piel con cremas de aloe (nunca uses lociones o cremas que tienen alcohol)
- Usar ropas amplias y de algodón
Si se tiene enfermedades de la piel o alguna condición médica es mejor consultar directamente con profesionales.
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