El Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora cada 10 de octubre, representa un compromiso por crear conciencia en la importancia de la salud mental, estimular su detección y recuperación de los factores que influyan en su relación. Recordar que no hay salud sin salud mental.
Durante la pandemia por COVID-19 se presentaron innumerables dificultades, la salud mental no fue ajena a ella sufrió una crisis a nivel mundial, cuyos niveles de ansiedad y depresión aumentaron en 25 %, siendo los jóvenes y mujeres (dos poblaciones a las que presta servicios el UNFPA) las más afectadas. Estas enfermedades pueden afectar la calidad de vida de una persona, así como la de las personas que la rodean.
Sensaciones como el miedo, la incomprensión y los prejuicios contribuyen al estigma, la exclusión social y la discriminación que pueden sufrir las personas que viven con enfermedades de salud mental. Puede ocurrir con los amigos o la familia y en todos los ámbitos de la vida: en la casa, el colegio, el lugar de trabajo y en el hospital, tanto en entornos rurales como urbanos. Estas enfermedades podrían ser tratadas y curadas, pero es importante que éstos factores no se interpongan o impidan que las personas busquen y obtengan la ayuda y atención necesaria.
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