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Minería Informal y Salud

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Inicialmente, se debe distinguir a la minería ilegal de la minería informal, conceptos que usualmente se confunden y utilizan como similares. FUENTE: CRL

La minería ilegal se refiere a la actividad de pequeña minería o artesanal, que utiliza equipos y maquinaria que no están de acuerdo a sus propias actividades, o no cumple con las normas administrativas, técnicas, sociales y ambientales vigentes, o que se desarrolla en zonas prohibidas para la actividad minera, como las áreas naturales de protección intangible y sus zonas de amortiguamiento (ej. los Parques Nacionales). La minería informal, se refiere a la actividad de pequeña minería o artesanal, que tiene estas mismas características, pero se encuentra en proceso de formalización ante el Ministerio de Energía y Minas, siempre que no se desarrolle en una zona en la que no esté prohibida la actividad minera.

La actividad minera informal previa al inicio de formalización, así como la minería ilegal, al no estar incluida en el sistema de gestión ambiental del país, se encuentra fuera del marco normativo de autorización previa, evaluación ambiental, vigilancia y fiscalización por parte de las autoridades ambientales y sanitarias. En ese sentido, sus actividades de exploración, explotación y cierre, se realizan sin que exista conocimiento certero de que se tomen las medidas preventivas, de control, o remediación de ser el caso, que aseguren la protección de la salud de las comunidades del entorno, del ambiente e inclusive de los propios trabajadores.

FUENTE: CAPITAL

Es importante señalar que el hecho de que una actividad minera se desarrolle en el marco de la informalidad, no representa por sí mismo que existan efectos negativos sobre la salud y el ambiente. El problema es que al no ser una actividad regulada, el riesgo de daños a la salud de los trabajadores o a la salud de las poblaciones cercanas, así como el riesgo de ocurrencia de efectos negativos al ambiente, se incrementa significativamente, aumentando enormemente la posibilidad de que los peligros asociados se manifiesten en accidentes, derrames, contaminación, alteraciones a la ecología y similares, con las consiguientes afectaciones a la salud y al medio ambiente.

Este es un escenario de elevado riesgo de daños a la salud y al ambiente que resta posibilidades de desarrollo a las localidades donde se realizan actividades de minería informal o minería ilegal que genera pérdida de productividad en la población y además disminuye entornos saludables que se traducen en una pérdida general de la competitividad local o regional contra los principios de crecimiento verde que promueve el gobierno. En consecuencia, el riesgo de daños a la salud pública, salud ocupacional y salud del ambiente es muy elevado, sobretodo si los agentes potencialmente peligrosos para la salud y el ambiente (condiciones de trabajo, manejo de sustancias químicas, gestión de agua, residuos y efluentes, estabilidad de los componentes mineros, entre otros elementos) se encuentren mal gestionados.
Los trabajadores de la minería informal e ilegal desarrollan sus actividades en un escenario en el que se prioriza un rápido ingreso, sin percatarse de que los costos a su propia salud, a la salud de sus familias y de su entorno inmediato, son mayores que el aparente beneficio.

En el caso de los trabajadores de la minería informal o ilegal, estos se encuentran expuestos a numerosos riesgos de tipo ocupacional, ya que la falta de supervisión incrementa el incumplimiento de las medidas de prevención de ingeniería destinadas a eliminar, sustituir, controlar e informar los riesgos existentes para los trabajadores, así como a la inadecuada protección personal, como última barrera de seguridad. Así, la ocurrencia de accidentes es frecuente, e involucra daños a la salud desde lesiones menores, hasta pérdidas fatales.

A esto, se le suma el uso y manipulación inadecuada de agentes químicos peligrosos, como el mercurio utilizado para la extracción de oro aluvial y de filón en actividades informales o ilegales; la amalgamación del mineral de oro y el quemado de la amalgama liberan cantidades de este metaloide, que entra en contacto directo con el trabajador. Cuando la actividad se realiza en la vivienda de un poblador, toda la familia queda inmediatamente expuesta.  En el caso del mercurio, una vez liberado al ambiente, se transporta por el agua y aire, depositándose luego en superficies (suelos) y sedimentos; a su vez, puede ser absorbido por las bacterias en los medios acuáticos y terrestres, bioacumulándose en la cadena alimentaria y llegando a través de los alimentos a la población.

FUENTE: MININGPRESS

El mercurio, y principalmente el metil mercurio, son tóxicos para el sistema nervioso; el vapor de mercurio al inhalarse, puede producir efectos nocivos sobre el sistema nervioso, el sistema digestivo y el inmunológico, así como generar daños a los pulmones y a los riñones, pudiendo ser fatal ante una exposición elevada. En ese contexto, los beneficios de acogerse al proceso de formalización que viene desarrollando el Gobierno Peruano, no han sido todavía explicados con la amplitud y claridad que se requiere; si bien se está logrando un avance significativo, con más de 1 500 operadores ya incorporados a este proceso, todavía estamos lejos de alcanzar un 100% de formalización.

El reto es complejo e involucra a casi todos los Sectores del Estado y diversas partes interesadas cuyo involucramiento es fundamental para lograr la formalización, y a través de esta lograr la protección de la salud de los mineros informales, asegurar la salud de sus familias y comunidades, proteger el ambiente en el que viven, y alcanzar condiciones de competitividad y desarrollo sostenible. Se requiere la participación multisectorial de forma orgánica y organizada, a fin de conducir la integración a la formalidad de este subsector, para la capacitación en aspectos básicos de salud ocupacional y ambiental, brindar el apoyo en la prestación de servicios de salud y educación a las comunidades necesitadas, promover el impulso hacia nuevas tecnologías y promover asociaciones entre los trabajadores de la pequeña minería o artesanal aún no formalizada, como pilares fundamentales para alcanzar una condición de potencial crecimiento en armonía con la salud, el desarrollo humano y la protección del ambiente.

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