El aparato urinario cumple la función de eliminar los desechos y el exceso de agua; está constituido por dos riñones, dos uréteres, una vejiga y una uretra. De las infecciones del cuerpo, las infecciones urinarias son el segundo tipo más común. Dentro de los síntomas: dolor o ardor al orinar, fiebre, cansancio, urgencia frecuente de orinar, presión en la región inferior del abdomen, orina con mal olor o apariencia turbia e incluso rojiza, en algunas ocasiones náusea o dolor de espalda, entre otros.
La mayor parte de las infecciones urinarias son causadas por bacterias que ingresan a la uretra y de allí a la vejiga. Estas infecciones se desarrollan con mayor frecuencia en la vejiga, pero se pueden extender a los riñones. Aunque el cuerpo puede eliminar este tipo de bacterias en la mayoría de casos, existen ciertos factores de riesgo que pueden agravar las situaciones.
Es importante seguir algunas recomendaciones a fin de disminuir el riesgo de sufrir una infección urinaria, como: beber líquido en forma conveniente, especialmente agua (lo que favorece la expulsión de las bacterias a través de la orina), orinar después de tener relaciones sexuales, evitar utilizar productos femeninos potencialmente irritantes para las zonas genitales, entre otros.
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