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Retos de la Salud Intercultural en el Perú

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Como se indica en el documento técnico Diálogo Intercultural en Salud (RM 611-2014), la salud intercultural puede ser entendida como el proceso de articulación, horizontal y respetuoso, de diferentes enfoques para la atención de la salud y la enfermedad. Tiene como objetivo crear estrategias de tratamiento conjunto, consensuadas, y busca reducir las barreras culturales existentes entre los grupos sociales involucrados en los encuentros médicos. Esta no es una tarea sencilla y existen varios retos que abordar así como preguntas por resolver que, generalmente, en el día con día y priorizando lo urgente sobre lo importante, no tratamos. 

En primer lugar debemos considerar que la atención de la salud y la salud intercultural no se dan en el vacío. Son el reflejo y a la vez reproducen las inequidades y desigualdades de los contextos sociales en los que ocurren. Las relaciones e intercambios entre terapeutas y pacientes, así como entre diferentes tipos de terapeutas (de diversas tradiciones), tienen mucho que ver con la forma en que estos actores se vinculan más allá de los encuentros terapéuticos. Es imposible buscar relaciones e intercambios horizontales entre grupos jerarquizados. Cualquier iniciativa para promover la interculturalidad en salud debe abordar estas desigualdades si es que pretende generar, realmente, relaciones horizontales y respetuosas entre diferentes actores y sistemas. 

Frente a esta situación autores, como Duncan Pedersen indican que los estados latinoamericanos han tenido una respuesta ambigua y limitada frente a la articulación de sistemas médicos de diferentes tradiciones.  El Perú no ha sido una excepción. En nuestro país, las iniciativas se han dado principalmente a nivel local y han sido promovidas desde el tercer sector, existiendo muy pocas experiencias a nivel gubernamental. Los sistemas de salud oficiales han tendido a realizar apropiaciones selectivas de algunas expresiones de los sistemas médicos campesinos, indígenas y populares, de acuerdo con sus intereses. 

Ilustración 1 Principales Acciones del MINSA vinculadas a la salud intercultural.

Un ejemplo es la incorporación de recursos terapéuticos “tradicionales” con énfasis en plantas medicinales que desconocen o criminalizan otro tipo de prácticas y repertorios.  Pero el caso más claro es el de la incorporación del “parto vertical” que, en muchos casos, utilizó el conocimiento de las parteras, desconociendo sus competencias para asistir alumbramientos. Existe una fuerte contradicción en el hecho de alentar el parto vertical en los establecimientos de salud y el limitar o prohibir la acción de las parteras o el parto domiciliario. Sin embargo, esta acción cobra sentido si se considera que su objetivo último es acercar a las gestantes a los establecimientos para reducir la morbimortalidad materna y neonatal. Se trata pues de una implementación utilitaria de la interculturalidad.  

Autores como Susana Ramirez Hita (1)  y Eduardo Menéndez han identificado que los efectos de estas políticas y acciones en salud intercultural pueden ser tanto positivos como negativos: se incrementan los estudios de eficacia de la medicina tradicional; la “medicina tradicional” comienza un largo proceso de evaluación, calificación y selección; se plantea la necesidad de estandarizar los recursos y procedimientos terapéuticos indígenas y campesinos; se criminalizan una serie de prácticas y procedimientos que antes eran ignorados por el sistema medico oficial.  Para el caso boliviano, Ramirez Hita encuentra que algunos terapeutas indígenas pierden legitimidad al ser asociados con los servicios oficiales. 

Otro de los efectos no deseados es el determinismo cultural. La cultura de estos grupos muchas veces termina siendo utilizada como una excusa para explicar problemáticas de salud y su solución, cuando la mayoría de determinantes se relacionan con desigualdades sociales que se agudiza con  las relaciones políticas y económicas al interior y entre los grupos sociales, más no con los aspectos culturales. Por ejemplo, los altos índices de muerte materna y neonatal tienen más que ver con las condiciones de vida y la economía familiar de las gestantes que con su preferencia por parir en casa. 

Un último reto a mencionar tiene que ver con la calidad de los servicios de salud. Los sistemas médicos pueden no contar con los recursos, insumos o condiciones para reproducir los cuidados que se les demandan. Tanto el sistema médico oficial, marcadamente biomédico, como los sistemas campesinos -andinos y costeños- y los indígenas amazónicos tienen serios problemas para su reproducción. Esto ha llevado a algunos autores a preguntarse si, antes de articular, primero debemos garantizar servicios oficiales efectivos y de calidad para toda la población.   

Referencias:

  1. Susana Ramírez Hita. Salud Intercultural. Crítica y problematización a partir del contexto boliviano. Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología. La Paz. Marzo 2011

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