La automedicación compromete una serie de riesgos para la salud, ya que se utilizan medicamentos por propia iniciativa sin la intervención médica.
Muchos de los medicamentos empleados para la sintomatología de COVID-19 por los propios pacientes tienen un margen de seguridad pequeño y varios con efectos adversos muy riesgosos para la salud, por lo que requieren de receta médica y, sobre todo, de monitoreo y seguimiento médico.
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